sábado, agosto 01, 2009

¿Hay algo más rico que un buen masaje?

¡Hola!

Estoy retomando una actividad que desde que la conocí me encantó: ¡los masajes!


¿A quién no le gusta recibir un rico masaje que además de ayudar a relajarte te ayuda a alinear tu cuerpo, a liberar bloqueos energéticos y a deshacer esas tremendas contracturas musculares?

Bueno, todo comenzó hace aproximadamente 12 años cuando me encontraba en Taiwán como becaria en la Consejería Comercial de México en ese país. Ahí fue donde recibí mi primer masaje. Fue un masaje linfático y me acuerdo muchísimo como era sumamente complicada la comunicación verbal con la masajista porque ni ella hablaba español ni inglés, ni yo hablaba chino. Lo divertido fue ver como el cuerpo tiene su propio lenguaje y como, unas manos entrenadas en conocer la situación ideal del cuerpo, pueden detectar los problemas que éste tiene, aún sin que exista comunicación verbal.


Después, tuve la oportunidad de visitar Tailandia, (estando tan cerca no podía dejar pasar la oportunidad de visitar algunos países del Sudeste Asiático) y ahí fue donde quedé completamente impresionada y enamorada de los masajes. Apenas iba comenzando mi viaje, iba yo sola y el día que llegué a Bangkok empecé a sentir el cuerpo cortado y con todos los síntomas de una gripa que se aproximaba. ¡No podía darme el lujo de enfermarme! Estaba en un país desconocido, faltaban 15 días de viaje y estaba sola con mi alma.

Afortunadamente conocí a un chico que era guía de turistas y que hablaba español. Él me dijo que podía llevarme a un lugar donde hacían unos masajes de descanso buenísimos y que seguramente eso me podría ayudar a sentirme mejor. Acepté y llegamos a un lugar donde había varias cabinas de masaje, no había mesas especiales, simplemente unas como colchonetas en el piso y unas sábanas, había poca luz y velas prendidas y te entregaban una como pijama enoorrrmeeee para que te la pusieras. Depués una chica muy delgada se apareció y con señas me dijo que me recostara en la colchoneta boca abajo. Empezó el masaje y la presión era tan suave que de inmediato me relajé y me quedé profundamente dormida. El masaje duró aproximadamente 2 horas y fue una maravilla, tanto, que esa noche dormí como nunca y al día siguiente me sentía como nueva. Ya no tenía ese intento de gripa y mi viaje estaba a salvo! yey!

A partir de ese momento lo supe, quería aprender a hacer masajes, ayudar a la gente a mejorar el estado de sus cuerpos, y sobre todo, aprender a escuchar lo que el cuerpo nos dice con cada sensación. Así que decidí certificarme como masajista terapéutica hace 3 años y desde entonces me he dedicado de manera no formal a dar masajes.


He tenido muchas satisfacciones con esta profesión, ver como alguien que no puede moverse cuando llega, sale caminando y sintiendo un gran alivio y ligereza en su cuerpo, es increible.

Aprendamos a darle "mantenimiento, alineación y balanceo" a nuestro cuerpo. y para ello, un buen masaje nunca está de más.

Namasté,

Lau-raw ;)

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